Dr. José Placer

Dr. José Placer
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Procedimientos quirúrgicos tradicionales o convencionales

¿Dónde está la próstata?

Al hacer clic sobre cada estructura anatómica y usar las herramientas de la derecha de la imagen se puede profundizar en el interior del abdomen hasta llegar a localizar la próstata. ¿Está profunda, verdad?

Resección transuretral de próstata

Resección transuretral de la próstata (RTU-P o RTU de próstata). Es el procedimiento quirúrgico más utilizado para tratar los síntomas ocasionados por la HBP.

Tradicionalmente ha sido el método quirúrgico de elección para tratar a los pacientes con un tamaño prostático menor de 60 u 80 cm3. El procedimiento consiste en la extirpación a través de la uretra de la porción central de la próstata. Cuando el paciente está anestesiado el cirujano introduce en la uretra a través de la punta del pene un instrumento llamado resectoscopio. Utilizando la corriente eléctrica el cirujano realiza numerosos cortes en la próstata y logra extirpar el tejido prostático que causa la obstrucción. El tejido prostático extirpado es posteriormente analizado por un anatomopatólogo. Tras la cirugía el paciente permanece con una sonda en la vejiga durante varios días. Finalizada la cirugía es preciso la realización de lavados vesicales a través de la sonda. De esta manera se facilita el control del sangrado prostático y se evita la formación de coágulos en la vejiga que podrían obstruir la sonda. La mayoría de los pacientes permanecen ingresados en el hospital durante 3 ó 4 días. Tras la cirugía la mayoría de los pacientes experimenta una rápida e importante mejoría en los síntomas que suele mantenerse durante años. El riesgo de presentar complicaciones graves por la realización de la RTU-P es muy bajo. Las complicaciones intra y postoperatorias guardan relación con el tamaño de la próstata y la duración del procedimiento, siendo más frecuentes cuanto mayor es la próstata.

Trígono-cérvico-prostatotomía

Trígono-cérvico-prostatotomía (TCP) o incisión transuretral de la próstata. Se realiza en pacientes que presentan síntomas de intensidad moderada o severa y próstatas de pequeño tamaño (<20-30 cm3).

Esta técnica consiste en la realización de una o varias incisiones o cortes en la próstata, en la cápsula prostática y en el cuello de la vejiga para ampliar el diámetro de la uretra. Con ello se consigue reducir la obstrucción que la próstata ejerce sobre la uretra y facilitar la micción. Como no se extirpa tejido prostático no se puede realizar el análisis anatomopatológico de la próstata. De igual manera que sucede tras la realización de la RTU-P, los pacientes permanecen con una sonda en la vejiga y lavados vesicales durante uno o dos días y normalmente están ingresados en el hospital durante 2 ó 3 días. La realización de la TCP en pacientes con próstatas de pequeño tamaño proporciona una mejoría de los síntomas miccionales similar a la lograda tras la realización de una RTU-P. La TCP presenta alguna ventaja frente a la RTU-P como es una menor incidencia de complicaciones, un menor riesgo de sangrado y de transfusión de sangre, un menor riesgo de eyaculación retrógrada, un menor tiempo quirúrgico, de permanencia de la sonda vesical y de estancia hospitalaria. Por contra, la TCP presenta una tasa de fallo de tratamiento a largo plazo mayor que la RTU-P

Adenomectomía prostática abierta

Se realiza en aquellos casos en los que la próstata es demasiado grande para poder ser extirpada mediante una RTU-P a través de la uretra.

Otros motivos por los que puede ser necesario realizar una adenomectomía abierta son la presencia de grandes divertículos vesicales, la presencia de piedras vesicales de gran tamaño, la imposibilidad física de mantener las piernas separadas durante la cirugía y, la imposibilidad de realizar el procedimiento a través de la uretra. Tradicionalmente ha sido el tratamiento quirúrgico de elección en los pacientes que presentan próstatas de gran tamaño (>80-100 cm3) y en los que presentan de forma asociada piedras o divertículos vesicales de gran tamaño. La cirugía consiste en la realización de una incisión en la pared abdominal desde debajo del ombligo hasta el pubis a través de la cuál se extirpa el crecimiento prostático. No se extirpa toda la próstata sino que sólo se extirpa el adenoma prostático que es la parte de la próstata que ha crecido y que contiene la HBP. El adenoma prostático puede extirparse bien a través de una incisión sobre la cápsula fibrosa que rodea la próstata (adenomectomía retropúbica) o a través de una incisión hecha en la vejiga (adenomectomía suprapúbica). Tras la cirugía los pacientes suelen permanecer con una sonda vesical y lavados vesicales durante 4-5 días y suelen estar ingresados en el hospital 6-7 días aproximadamente. Pese a que la técnica presenta unos excelentes resultados a medio y largo plazo, se asocia a una tasa de complicaciones intra y postoperatorias mayor que la RTU-P. Así, no es infrecuente la presencia de sangrado durante y tras la cirugía y la necesidad de transfundir sangre, la presencia de dolor por obstrucción de la sonda vesical por coágulos, la presencia de una infección de la herida quirúrgica, etc. Por estos motivos esta técnica cada vez se emplea menos en nuestro medio.